Detener el tiempo en la mirada, en el detalle de lo acontecido, detener un respiro, albergar una emoción y contenerla en la luz y la sombra... Juego sensual de un exhibicionista ante un voyeour, complicidad albergada en el permiso de entrar a mirar el alma...Hacer un retrato es una acción que comprende aún más que el conocimiento de la luz y la técnica, composición e inspiración; retratar es comprender las necesidades ocultas de una mirada frente a la cámara, leer el entorno en que el sujeto se desenvuelve y albergarlo nuevamente dentro de éste para que, en una burbuja de significados, se hable de la personalidad del individuo.

Pocos años llevo como fotógrafo, pero me avalan algunos más en la atención al cliente y es en esta experiencia que comprendí que al observar y escuchar a las personas se tiene mejor respuesta. Sí, precisamente eso aplico a la fotografía de retrato, intentar conocer al sujeto, sus gustos, lenguaje, objetos, aficiones, conversar antes de fotografiar; intento crear una empatía y tratar de ser un remo que ayuda a cruzar nuestro bote en el río de sus emociones. Algunas veces el tiempo y ocupaciones son benevolentes con la luz y permiten invertir tiempo en el conocimiento de la personalidad del individuo, algunas otras no es posible tal lujo y tengo que intentar descifrar en pocos minutos, a través de objetos personales y algunas cuantas palabras lo que el individuo expresa hacia el mundo. A veces fotógrafo, a veces psicólogo y otras tantas confidente, hacer retratos me convierte en un historiador, en una herramienta en el empaquetado de momentos que quedarán guardados en la cápsula de tiempo llamado fotografía.

marcosvaldés|FOTÓGRAFO®

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